Nunca, nunca, nunca jamás te enamores de tu mejor amigo (o uno de ellos). Hay mucho que ganar, pero mucho más que perder...aunque si funciona, puede ser la mejor relación que jamás hayas tenido; porque recuerda, nadie te conoce mejor que tu mejor amigo, lo que significa que sabe cómo tratarte como te mereces...pero si por algún casual la relación acaba, o sufres un rechazo, existe el peligro de perder la amistad (o al menos de que las cosas nunca vuelvan a ser como antes), y en tal caso existe un inconveniente: esa persona sabe demasiadas cosas sobre ti.
¿Merece la pena correr el riesgo?