27.10.10

Even though you mean so much to me.

Te das cuenta de que estás enamorada de alguien cuando llega otra persona a tu vida y esa persona se enamora de ti, pero tú no puedes corresponderle porque hay una fuerza interna, en tu corazón, que te impide hacerlo, una fuerza que aumenta exponencialmente lo que sientes por esa persona de la que no creías haberte enamorado, y sin embargo, lo estás. Y no quieres herir a tu pretendiente, porque es una estupenda persona. Y esa persona especial sigue rondando tu mente, aunque sepas que él no siente nada por ti excepto quizás una gran amistad. Aunque esa persona viva a muchos kilómetros de distancia y haga meses que no la ves. Y tratas de encontrar una explicación lógica a por qué no puedes corresponder a ese alguien que se enamoró de ti. Pero no la hay. No hay ningún motivo por el cual no puedas hacerlo. Y sin embargo, estás amarrada, aun inconscientemente, a una persona que ni siquiera sabe qué es lo que sientes por él realmente. Y no sabes cómo explicar la situación a ninguno de los dos, porque piensas que te has ido a enamorar del equivocado. Y tienes miedo de romper dos corazones, uno tuyo y otro ajeno. Y no sabes cómo salir de este dilema, y cada día que pasa sientes algo más y más grande por aquel que no te corresponde. Y sonríes estúpidamente cada vez que te contesta un mensaje, mientras que el otro se desespera porque no sabe cómo alcanzarte.

Porque ni siquiera yo sé cómo explicarme, ni explicar esto que siento. Porque estoy colgando de un hilo que, aunque tú no lo sepas, me ata a ti. Inevitablemente. Y lo mejor de todo es que no tienes ni idea de lo que siento. Pero he acabado cayendo, como una estúpida. A pesar de que me prometí no volver a pillarme por un chico que viviera lejos. Aun así, lo sigo haciendo. Y por ello temo hacer daño a otra persona, que sí que siente algo por mí. Porque tu presencia es tan grande que no puedo fijarme en alguien más si sigues tú ahí. Porque me estaría engañando a mí misma, y engañándole a él. Y acabaríamos todos destrozados, todo por mi manía de complicar las cosas hasta el extremo.


¿Estamos tontos? No, somos humanos.

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