9.11.09

¿Por qué?

¿Por qué todo tiene que ser tan difícil?
¿Por qué la vida es tan injusta?
¿Por qué las personas a las que más echas de menos son las que más lejos están?
¿Por qué cuando empiezas a confiar en alguien tienes que despedirte para no volverla a ver en meses?
¿Por qué es tan difícil decirle lo que sientes a esa persona?
¿Por qué tu corazón y tu cabeza tienden a contradecirse?

Eso es lo más difícil, tomar una decisión cuando tu cabeza y tu corazón están librando una batalla de la que no se sabe quién será el vencedor.
Por una parte, tu corazón te dice que no le ocultes la verdad a quien debe saberlo, pero tu cabeza se empeña en soltarlo.

Supongo que lo más sencillo (y lo que suele decir la gente) es hacer caso a tu corazón. Pero, ¿qué pasa si tomas esa decisión y luego, más tarde, te arrepientes de haberlo hecho? Porque por unas simples palabras, una amistad que has tardado en conseguir puede desmoronarse en cuestión de segundos.

Sin embargo, si haces caso a tu cabeza, a tu mente, a tu parte racional, sí, conservas esa amistad, pero puede que más tarde pienses que podría haber sucedido algo más si no hubieras sido tan estúpida.

No debemos dejarnos llevar por los sentimientos, pero tampoco negarlos por completo. Pero en estas situaciones es difícil saber a priori cuál será la decisión correcta. Realmente difícil.

"El corazón tiene razones que la razón no entiende".

Este mundo está loco...y yo la primera.

4.11.09

Frío y fuego.

Frío. Mucho frío. La sangre se hiela en mis venas, cortándome la respiración. Frío. Se apodera de mi ser como un imán gigante, controlando cada célula de mi cuerpo. Me siento incapaz de moverme, de reaccionar; como si una mano enorme me estuviera llevando a mi destino, y yo no pudiera hacer nada para cambiarlo. Me encuentro en un precipicio, al borde del abismo, a punto de caer irremediablemente. Me preparo para saltar, para volar fuera de este mundo, ante la impotencia y el sentimiento de pequeñez al no poder vivir mi vida como quiero. Respiro hondo, doy un paso adelante, y de repente...



Fuego. Una tímida chispa se enciende ante mis ojos. Y una chispa más débil aún se enciende en mi interior, derritiendo la gruesa capa de hielo que paraliza mi cuerpo. Mis extremidades recobran la movilidad, y la barrera helada de mi cerebro se viene abajo como un cubito de hielo en un día de sol. Me siento libre, capaz de pensar, de tomar mis propias decisiones. Tantos proyectos, tantas cosas que hacer vienen a mi mente. Doy un paso atrás, alejándome del abismo. La actividad de mi interior se hace cada vez más intensa. Siento calor. Gotas de sudor caen por mi frente, consumiendo todo el agua de mi cuerpo. Vuelvo a ser débil, vulnerable; me derrito con la facilidad del cubito. Miro a mi alrededor, las llamas se avivan, estoy en medio de un incendio.



Y echo de menos el frío, el hielo que paralizaba mis sentidos, pero el fuego me consume interiormente con la rapidez con la que cruza el cielo una estrella fugaz. Las llamas crecen cada vez más, y su crepitar resuena como un trueno en mis oídos. Y grito con todas mis fuerzas, un grito de desesperación, de angustia, de dolor.

En un segundo, todo se queda quieto. El frío vuelve a mí. El hielo vuelve a paralizar mi cuerpo, nublándome la mente. Pero me gusta. Recupero las fuerzas necesarias para levantarme y dar un paso al frente. Una ráfaga de viento me eleva y me empuja al vacío. Y caigo, caigo incesantemente.

Todo está oscuro, silencioso. Por fin encuentro la tranquilidad que faltaba en mi vida. No siento frío, no siento calor, no siento nada. Todo está quieto y vacío. Pero me gusta.

1.11.09

Angustia.

I've been trying to breathe
but I'm fighting for air...

Un millón de pedacitos.

Mi vida pende de un hilo, un hilo que si se corta, me hará caer al vacío. Un hilo que me mantiene firmemente atada a ti, que hace que mi vida tenga algún sentido. Inexplicablemente, cuanto más fuerte se hace esa conexión, más me toca sufrir. Es increíble como las personas a las que más quieres y que más te importan son las que más daño te acaban haciendo. Sobre todo tú. ¿Por qué tuviste que herirme si lo único que hice fue quererte? ¿Es que no entiendes que yo podría dar mi vida por ti?

Cada noche lloro al saber que nunca podré tenerte, que nunca podré ver una mirada de amor en tus ojos, que nunca sentiré tus caricias en mi piel, ni podré probar el sabor de tus labios, ni sentir la ternura de tus abrazos. Duele saber que jamás sentiré tu corazón palpitando junto al mío ni podré quedarme dormida en tus brazos. Y ahora es otra la que te quita el sueño, la que tiene la llave de tu corazón. Pero a ti no te importa el mío, el corazón que tú dejaste roto en un millón de pedacitos, a la espera de ser reconstruido. Y sólo tú puedes hacerlo.

He tratado de olvidarte, pero cuanto más lo intento, más te quiero. Y cuanto más te quiero, más me hieres. Y cuanto más me hieres, más deseo olvidarte. Es como un laberinto sin salida; estoy encerrada en una habitación de la que no puedo salir. Y desearía encontrar un modo de hacerlo.

Daría cualquier cosa por volver a verte una vez más, aunque fuera solamente una. Ojalá pudiera sentir de nuevo tus ojos castaños clavados en los míos, y notar cómo una descarga eléctrica recorre mi cuerpo y me corta la respiración. Y en ese momento solo existiría una cosa en el universo: tú. Y lo único que se escucharía sería el latido de nuestros corazones, y me sostendrías en tus brazos por siempre.


Y si en ese momento tuviera que morir, me sentiría feliz al saber que pasé mis últimos instantes de vida en tus brazos. Y si lo último que sintiera antes de morir fueran tus labios en los míos, sin dudarlo moriría mil veces más por ti. Porque no me importa lo que me hayas hecho, no me importa que no sientas lo mismo que yo, ni que me hayas roto el corazón. Es igual. Te quiero con todos y cada uno de los pedacitos.