19.9.10

Te echo de menos.

Aún recuerdo el día en que te conocí. Recuerdo la impresión tan extraña que causaste en mí, parecías una persona completamente diferente al resto de la gente. Recuerdo aquellas primeras conversaciones que no pasaban de los 2 minutos, conversaciones cuya mayoría de palabras eran monosílabos o tópicos tan recurrentes como el "qué hay" o el "qué te cuentas". Recuerdo cómo ese sábado de agosto empezamos a ser amigos, y cómo a lo largo del tiempo esa amistad fue creciendo más y más. Recuerdo todos nuestros planes, confidencias, charlas, risas, llantos. Recuerdo cómo siempre que estaba de bajón sabías perfectamente cómo arrancarme una sonrisa y levantarme el ánimo. Tú siempre decías que yo valía mucho, y que me iría al MIT y conocería a un ingeniero rubio de ojos azules, que sería gay pero se volvería hetero por mí, ¿te acuerdas? Y de esa vez que quisimos quitarnos del medio a una persona que me hizo daño, ¿recuerdas cómo siempre estabas de mi lado, pasara lo que pasara? ¿Y que hacías todo lo posible por lograr que yo fuera feliz? Me enseñaste que no todo en la vida es deprimente, que hay que sacarle su lado bueno y divertido; me contagiaste ese punto de picardía, locura y maldad, me acompañaste en mis miedos e inseguridades. Yo sabía que podía confiar en ti, y fuiste mi psicólogo, dejando que vaciara mis sentimientos y secretos en ti, sabiendo que estarían a buen recaudo. Aprendí de ti el valor de los pequeños detalles, supe qué era la verdadera amistad. Gracias a ti descubrí al que ahora mismo es mi grupo favorito, era nuestro vínculo, nuestra unión más fuerte. Siempre te decía que eras el hermano mayor que nunca tuve. Teníamos planes de futuro, ¿recuerdas? El de crear nuestra propia empresa y dominar el mundo. Éramos dos vampiros incomprendidos, que nos unían nuestras tantas cosas en común. Eras al primero al que llamaba con cualquier novedad. Te demostré que eras lo más importante en mi vida, mi tesoro más preciado. Mi mejor amigo.

Por eso no entiendo por qué te fuiste de repente, sin dar ni pedir explicaciones. Me borraste completamente de tu vida, cortaste cualquier vínculo conmigo. Me partiste el corazón en pedacitos; me dejaste sola, triste y abandonada. Me sentí traicionada, engañada, como si todo este tiempo no hubiera significado nada para ti. Pero todos los recuerdos están ahí, por mucho que quieras no puedes borrarlos. Tal vez yo cambié, o fuiste tú. En cualquier caso, no me esperaba algo así. Esperaba que, si pasaba algo, tuviéramos una larga conversación y solucionáramos las cosas. Porque una amistad así no se puede difuminar de la noche a la mañana. Y no sé a ti, pero a mí me será imposible olvidarla. Porque a pesar de las razones que tenga para borrarte de mi vida, tengo mil más para que permanezcas en ella. Porque a pesar del tiempo, seguimos siendo esos niños que compartieron la mejor y más fuerte de las amistades; yo sigo siendo aquella niña inocente, ingenua, insegura, algo irritante, pesada, loca, depresiva y maniática que conociste y que supiste apreciar y querer. Como una vez me dijiste, en lo bueno y en lo malo. Por siempre y para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Súmate a mi inconformismo!